Siria, entre bombas, sueña con el Mundial (JMD quoted in El Economista)

Esperanza. Sueñan con estar en un Mundial. Foto: Especial
MÁS DE 200 FUTBOLISTAS HAN ABANDONADO EL PAÍS ÁRABE
La nación, que está en guerra, únicamente convoca a su selección a quienes apoyan al régimen, el resto se ha ido o unido a las fuerzas rebeldes. Aquí la historia.
EDUARDO HERNÁNDEZ CASTRO
OCT 4, 2016 |
20:03
Esperanza. Sueñan con estar en un Mundial. Foto: Especial
Firas Al Khatib es considerado el mejor futbolista sirio de la última época. Es un delantero poderoso, con 1.74 metros de altura y una movilidad que lo hacen un goleador nato. Tan sólo en la última temporada registró 14 goles en la Superliga China, con su club, Shenhua Shanghai, pero también ha tenido experiencia en las ligas de Kuwait, Irak y Catar. Con la Selección nacional acumula 27 goles en 40 partidos, con la que no juega un partido desde julio del 2011.
Las convicciones políticas fueron la causa de su renuncia. Firas al Khatib nació en Homs, el epicentro de las protestas contra el régimen de Bashar al Asad y territorio controlado por los rebeldes.
Hace casi seis años que la Selección de futbol de Siria no juega en casa, en el estadio Abbasiyyin, en Damasco. La última ocasión en la que disputó un partido ante su gente fue en diciembre del 2010, en un encuentro amistoso ante Irak, que terminó perdiendo por un gol.
Desde entonces, realiza los encuentros como local en Omán, Singapur, Qatar. En el exilio, la Selección siria se encuentra en la posición más cercana para asistir a su primer Mundial de futbol, Rusia 2018. Ya superó dos fases previas y se encuentra entre las mejores 12 selecciones asiáticas.
Participa en la tercera ronda eliminatoria mundialista, en un contexto en el cual los últimos cinco años el conflicto armado entre el régimen de Bashar al Asad, presidente de Siria desde el 2000, y los opositores a su gobierno, quienes piden su salida, ha dejado más de 200,000 muertos, según cifras de Naciones Unidas.
“Eso es una hazaña notable, para un equipo muy controlado y donde muchos habitantes creen que representa al gobierno, en lugar de a la nación. Siria se dividió de manera efectiva en feudos”, escribe James M. Dorsey en su blog El Turbulento Mundo de Medio Oriente en el Futbol.
En el país más violento del mundo, según el informe anual Global Peace Index 2015, el balón no ha parado de rodar, ya sea a través de la Selección nacional, a varios cientos de kilómetros de distancia; o incluso dentro del mismo país árabe, cuya Liga se disputa en sólo dos de las 10 ciudades originales, Damasco y Latakia, y desde hace cuatro años las gradas lucen vacías por disposiciones oficiales. Los estadios se han convertido en escenarios de atentados terroristas por parte del Estado Islámico, que controla 45% del territorio de Siria.

¿Qué tanto importa 
el futbol en Siria?

Para Muwafaq Jomaa, secretario general de Federación de Deportes de Siria, importa 30% del total de los recursos que destina el gobierno de Bashar al Asad a todas las disciplinas.
Apenas en marzo de este año la federación de futbol de Siria, junto con el ministerio de deportes, realizó una oferta a José Mourinho para tomar las riendas de la Selección. Un gesto más para lo que el investigador del mundo árabe James M. Dorsey señala como “proyectar un sentido de que la vida continúa normalmente en las zonas que el gobierno de Siria controla”.
Consultado por El Economista, el investigador de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Tecnológica de Nanyang James M. Dorsey indica que el contexto actual del futbol en Siria “está extremadamente dividido, porque el gobierno no tiene absoluto control del territorio, lo que significa que el futbol sólo se desarrolla en el área controlada por el gobierno”.
Así fue con Firas al Khatib, quien renunció a la Selección por apoyar a los rebeldes, otros jugadores se han unido a las facciones revolucionarias, como es el caso de Abdul Baset al Sarout, portero de las selecciones juveniles de Siria y al que actualmente conocen como el ruiseñor de la revolución, debido a que se le puede ver en videos cantar para reclutar a jóvenes al movimiento rebelde.
James M. Dorsey explica que “el equipo nacional de Siria está compuesto por miembros que apoyan al régimen o por quienes han permanecido en el país porque no ven que la migración sea una mejor opción. Los jugadores están temerosos de lo que les pase a sus familias si dejan al país”.
Los futbolistas que son contrarios al régimen de Bashar al Asad prefieren el exilio, dejan de jugar o se suman a las filas de los rebeldes. Según The Guardian, más de 200 futbolistas han salido del país.
“A la Selección le ha ido bien en el futbol internacional, lo que permite que el gobierno de Bashar al Asad se proyecte bien, de una forma diferente y no siempre con imágenes de violencia, armas y atrocidades. También, con el futbol, el gobierno proyecta un sentido de que la vida continúa normalmente en esas partes de Siria que controla”, añade el especialista.

¿Qué le espera 
al balompié de Siria?

Siria se encuentra en su mejor momento futbolístico, alcanzó durante este año el lugar 101 del ranking de FIFA, su mejor ubicación, actualmente es el lugar 114. Aunque perdió su primer encuentro de la tercera fase de la eliminatoria mundialista, 1-0 ante Uzbekistán, empató el segundo partido sin goles ante la potencia de la zona, Corea del Sur.
“Hay que ver si Siria permanece como un Estado-nación; a partir de eso se podría saber lo que le espera al futbol en Siria”, expresa James M. Dorsey.
En un representativo nacional donde “los aficionados en Siria están tan divididos como el país, hay tres grupos: los que apoyan al régimen y al equipo nacional, los que son opuestos al régimen y ven al equipo como el equipo del régimen y no como el de Siria y no apoyan. Y, por último, los fans que ven a Siria como un Estado sin Bashar Al Asad”.
Mientras el conflicto perdura, la pelota en Siria no ha dejado de rodar.

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